Métodos de inversión en la gestión de carteras

El principal objetivo de las gestoras es el diseño de una cartera compuesta por varios activos que les permita maximizar el binomio rentabilidad/riesgo, esto es, obtener una cartera que ofrezca la máxima rentabilidad esperada con el mínimo riesgo.
La gestión de carteras es un contrato por el cual el particular acepta que un banco, una agencia o una sociedad de valores se encargue de administrar una parte de sus activos financieros a cambio de pagarle una factura, que va del 0,3% al 0,9% anual del dinero gestionado. En banca privada, este mandato se concretaba con inversiones “en directo”, esto es, la adquisición de acciones y bonos en nombre del cliente. Pero ahora, con su generalización, se ha extendido la gestión de carteras a los fondos de inversión y los planes de pensiones. El cliente acepta que su banco gestione en su nombre una cartera de estos vehículos de inversión.
Una cartera es una combinación de un cierto número de títulos donde cada uno de ellos tiene una cierta rentabilidad.
Las técnicas financieras de reparto suponen la distribución inmediata o a corto plazo de las cotizaciones e ingresos generales de la Seguridad Social que, sin tiempo para ser capitalizados, se convierten en prestaciones a percibir por los sujetos beneficiarios.
La rentabilidad de la cartera será el resultado de la suma de las rentabilidades de cada activo multiplicado por el peso de dicho activo dentro de la cartera. Por otro lado, si quisiéramos calcular la rentabilidad media de la cartera se calcularían las rentabilidades medias de cada activo y se multiplicaría por su peso en la cartera. Por último, es necesario destacar que si se obtienen rentabilidades de los activos en distintos períodos éstas han de ser homogéneas, es decir, el período de cálculo de la rentabilidad deberá ser el mismo para todos los activos (mensual, trimestral, etc.).

Por otro lado, el riesgo (aquél en el que incurre un inversor al adquirir un activo) suele medirse por la volatilidad o la varianza. En una cartera de valores se distinguen 2 tipos de riesgos:
  • Riesgo sistemático: este tipo de riesgo es también llamado riesgo de mercado o riesgo no-diversificable. No depende de la empresa sino de variables muy distintas, como el PIB, la inflación, etc.
  • Riesgo específico: también llamado riesgo idiosincrásico, riesgo diversificadle o riesgo único. Este riesgo es el propio del activo, por lo que podrá ser reducido o eliminado mediante estrategias de diversificación.
La misión de todo/a gestor de carteras será obtener una combinación de activos que ofrezcan la máxima rentabilidad esperada con el mínimo riesgo. Para lograrlo, los gestores analizarán la combinación de varios activos y obtendrán el binomio rentabilidad/riesgo:
  • Entre dos carteras que ofrezcan igual rentabilidad, el gestor elegirá aquella que tenga menor riesgo, el cual puede ser medido por la volatilidad.
  • Entre dos carteras que ofrezcan igual volatilidad, el gestor elegirá aquella que ofrezca mayor rentabilidad, por tanto, cuanto mayor sea la rentabilidad y menor sea el riesgo, mejor.

Estrategias y métodos de inversión en la gestión de carteras

A través del servicio de gestión de carteras, la entidad financiera puede adoptar las decisiones de inversión que estime más convenientes puesto que el cliente delega en ésta las decisiones de inversión sobre el ahorro que gestiona. En este tipo de servicio de inversión, el cliente está confiando en la entidad la selección de productos, la toma de decisiones y la ejecución de operaciones por su cuenta, por lo tanto, está depositando un grado mayor de confianza que el que caracteriza a las restantes transacciones.

Dentro del universo de gestión discrecional de carteras conviven dos modelos muy diferenciados: los modelos de gestión activa y los modelos de gestión pasiva.
Dentro del universo de gestión discrecional de carteras conviven dos modelos muy diferenciados: los modelos de gestión activa y los modelos de gestión pasiva.
En la gestión activa de carteras se pretende conseguir un rendimiento superior al de los índices bursátiles, con base en una cuidada selección de activos, cobrando a cambio una comisión superior al caso de la gestión pasiva de carteras. En la gestión pasiva de carteras se trata de conseguir una rentabilidad igual a la del índice de referencia, simplemente con medidas de indexación, sin utilizar técnicas de análisis de valores como el análisis técnico o fundamental. Un ejemplo del uso de este tipo de gestión de carteras lo constituirían los fondos indexados.
Conocidos los dos modelos, veamos los métodos de inversión al alcance de los/las gestores de carteras.
A. Buy & Hold (Comprar y Mantener)
Se trata de una estrategia pasiva que no requiere de rebalanceos. La asignación inicial establecida se conserva con independencia de los mercados. Ello hace que los costes de gestión sean generalmente bajos. Este modelo es apto para inversiones estratégicas o de gran convicción.
Por definición se trata de una estrategia lineal ya que, tomando como origen la valoración inicial de la cartera, su evolución será lineal en función del comportamiento de los activos de riesgo con un ángulo proporcional al peso de los mismos.
B. Dollar Cost Averaging
Conocido como el método del coste promedio, bajo esta estrategia se invierte de forma periódica en el mismo activo una cantidad de dinero fija.

Gracias a este método se reduce el coste medio de adquisición y no se requiere disponer de montos iniciales elevados. Por otro lado, permite generar una cierta disciplina de inversión.

Supongamos que estamos cerca de tocar fondo en el mercado (3 – 6 meses), pero nunca podemos estar seguros de eso => Compramos (a la baja) una cantidad fija 6 veces. En realidad, el coste medio de adquisición por participación CM es la media armónica (no aritmética), según la expresión siguiente:
CM = n / (1/c1+1/c2+…+1/cn)
Siendo n=nº de adquisiciones de igual importe; c1…cn = cotizaciones del activo comprado

Ejemplo:


C. Constant Mix / Proportion
Se trata de un método de rebalanceo periódico de posiciones con objetivo del restablecimiento de la asignación inicial (volver a la posición de partida, por ejemplo, 60% acciones y 40% renta fija).

El método de inversión Constant Mix funciona bien en mercados planos (sin tendencia) y oscilantes. La volatilidad elevada ayuda a esta estrategia pues aprovecha dicha volatilidad para hacer los rebalanceos que normalmente implican comprar renta variable cuando ha caído y venderla cuando ha subido, eso sí, en las proporciones que marca la política de inversión.

D. Constant Proportion Portfolio Insurance (CPPI)
Mediante este método se calcula la inversión en activos “de riesgo” en función de una fórmula. Se busca asegurar periódicamente los retornos obtenidos en términos absolutos en una cartera de activos (con y sin riesgo) y en función del grado de aversión al riesgo del inversor.

Mediante el CPPI, se establece:
  • Valor mínimo o valor Suelo (floor = F)
  • Colchón(c): diferencia entre el valor de la Cartera y el valor del Suelo: c = Vp–F
  • Múltiplo(m): representa cuántas veces el activo de riesgo excede al colchón (c), siempre será >=1
  • Se invierte en activos de riesgo en una proporción “constante” de c (= diferencia entre los valores de la Cartera y del Suelo) => Cv= m * c (Si Vp < F toda la inversión deberá pasar a activos sin riesgo).

En ocasiones surge la duda sobre cuál de las estrategias es mejor: ¿Buy & Hold, Constant Mix o CPPI?

En general, ningún método de inversión es ideal para cualquier entorno. Las condiciones de los mercados influyen decisivamente en el análisis comparado:
  • En mercados con tendencia definida, los métodos con perfiles “convexos”, o de “momentum” tienden a hacerlo mejor que los de perfil lineal y cóncavo en mercados tendenciales. (por ejemplo, se compran más activo con riesgo tras un performance alcista, y sin embargo, lo venden tras un comportamiento negativo).
  • En mercados sin tendencia definida (oscilantes), los métodos con perfiles “cóncavos”, o “contrarian” tienden a hacerlo mejor que los de perfil lineal y convexo en mercados planos, aunque sujetos a oscilaciones. (por ejemplo, se compran activos con riesgo tras las caídas, y, por el contrario, deshacen posiciones tras las subidas).

E. Reinversión de los dividendos

El retorno final de la cartera dependerá también de la política de reinversión que se haya seguido con las rentas generadas por la misma (dividendos, cupones, etc.). El cálculo basado en TIR supone que las rentas se reinvierten a la misma tasa de rentabilidad final de la cartera (en la práctica, establecer una equiparación entre la tasa de reinversión de mercado y la TIR no resulta muy realista).

Existen otras alternativas:
  • TRE: los dividendos se colocan a una tasa de interés de mercado.
  • TGR: los dividendos se convierten en nuevos títulos (bien por su reinversión, o por su pago mediante Scripdividend).

F. Risk Parity
Este método de inversión tiene por objeto diversificar de forma más adecuada el riesgo de las carteras. Se trata de superar los modelos tradicionales de asignación de activos. Para ello, nos planteamos las cuestiones siguientes:
  • ¿Es correcto equilibrar los pesos de las clases de activo por importes?
  • Si una cartera es 50% RV / 50% RF, ¿Podemos asumir que es equilibrada?
  • ¿Cómo podemos diversificar nuestras carteras con otros activos?
El método “Risk Parity” genera carteras con mayor peso en aquellos activos de riesgo bajo (como bonos) y en otros con beneficios por diversificación (por ejemplo, materias primas que pueden ser arriesgadas por sí mismas pero que pueden incorporar menor riesgo en el contexto de una cartera), y menos peso en los activos con riesgo (como las acciones). La premisa a considerar es que las asignaciones ajustadas por riesgo producen mejores carteras.

En la cartera típica 60% RV / 40% RF el riesgo aportado por RV es significativamente mayor a su peso y puede llegar a representar hasta el 90% de su riesgo total. En una cartera “bien diversificada” todas las clases de activo deberían tener igual Contribución Marginal al riesgo total. Además, hay gestores que, una vez balanceado el riesgo, aplican apalancamiento.

Claves del método “Risk Parity”:
  1. Definir concepto de Riesgo Total
  2. Calcular Contribución Marginal (MC) de cada clase de activo
  3. Estimar volatilidades / medidas de riesgo
Siendo el Riesgo Total=MC1+MC2+MCn

Fuente: IDD Consultoría

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